✨ De la oscuridad al renacer... 

Te comparto mi historia

Durante años, mi vida fue una sucesión de silencios.

Desde niña aprendí a sobrevivir en un entorno donde el amor se confundía con el miedo, donde el maltrato se escondía tras las paredes y el alma se hacía pequeña para no molestar. Crecí creyendo que tenía que ser fuerte, que sentir demasiado era una debilidad.

En medio de ese caos, el violín se convirtió en mi refugio. A través de él encontraba una forma de expresar todo lo que no podía decir con palabras. Cada nota era una herida que sanaba, una lágrima que se transformaba en arte. Llegué a dedicarme profesionalmente a la música: el escenario era mi templo y el sonido, mi forma de respirar.

Pero a los 22 años, la vida me obligó a detenerme.

Un accidente de coche casi mortal me arrancó de golpe de todo lo que conocía. Recuerdo el silencio después del impacto… ese instante suspendido en el tiempo en el que comprendí que podía no volver. Sobreviví, sí, pero no era la misma. Las secuelas físicas me obligaron a dejar el violín, y con ello, parte de mi identidad.

Fue devastador.

Sin la música, sentí que había perdido mi voz. Pero con el paso del tiempo entendí que ese vacío no era el final, sino el inicio de otro camino: el de volver a mí. El accidente no vino a destruirme, vino a despertarme.

Empecé a escuchar las señales, los sueños, los susurros de mi alma. Descubrí que mi sensibilidad no era una carga, sino un don. Que detrás de todo el dolor que había vivido —desde la infancia hasta aquel accidente— había un propósito: aprender a sanar para poder acompañar a otros a hacerlo también.

Y de ese renacer nació el Método LUNA, un camino que une lo espiritual, lo emocional y lo terrenal, para transformar el sufrimiento en claridad, calma y propósito..

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